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Dejó la política para producir cocido con yerba orgánica

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Rosalía Ciciolli

De la política al emprendedurismo puede haber solo un paso de distancia, si no, que lo diga Gladys Fischer, una mujer que decidió volcarse de lleno a montar su pequeño negocio de elaboración y venta de cocido quemado de yerba orgánica, luego de su exitosa y corta incursión en el activismo político, que la llevó a ser la segunda candidata más votada para la Junta Municipal de Asunción, durante las elecciones municipales del 2006.

En ese momento, con tan solo 26 años, Gladys fue electa concejala con 50.000 votos asuncenos, todo un logro para una mujer en esa época. Su primera incursión exitosa en la política parecía depararle un futuro promisorio en este ámbito, pero ella prefirió poner un freno a su activismo y optar por dedicarse a una actividad más tranquila, aunque no menos desafiante, como es el emprendedurismo.

“Yo no dejé la política, la política me dejó”, aclara Fischer. “Hice política activa desde el 2003. En el 2006 fui la segunda mujer más votada en Asunción, obtuve más de 50.000 votos y fui la mujer más joven en ingresar a la Junta Municipal de Asunción, con tan solo 26 años. ¿Qué pasó? Pues que resulta difícil sostenerse en un sistema tan perverso. Hoy para estar vigente en política hay que tener mucho dinero, formar parte de la mafia, hacer shows mediáticos constantes o al menos ser tiktoker; ninguna de esas cosas me sale bien. Yo soy de la vieja escuela, me gusta la política conversada con vecinos, la que se construye con la gente. La política real, que se abraza, se discute y transforma realidades”, reconoce.

Y como buena hija de padres campesinos, originarios del Departamento de San Pedro, Gladys decidió dedicarse a elaborar cocido quemado artesanal de yerba mate orgánica, un rubro que por su sabor muy fuerte aún no tiene muchos adeptos, a pesar de lo cual ella trabaja a pulmón día a día para ganárselos

“Produzco cocido artesanal, con yerba mate orgánica. Elaboro tres tipos de sabores: El tradicional o cocido quemado; el fit, con ka’a he’ê y cáscara de naranja tostada; y el gourmet o ‘cheto’ (como le llamo yo), que contiene canela en rama, anís estrellado y cáscara de naranja tostada al horno”, comenta.

Fischer relata que la yerba que utiliza en sus cocidos proviene de Nueva Germania, San Pedro, y le es proveída por familiares y vecinos que se dedican a la producción de yerba mate de manera totalmente artesanal.

“La yerba es orgánica, natural, producida por pequeños productores. Se puede consumir también en mate o tereré. De hecho, hay familias que desde hace años consumen Don Fischer. Para el paladar del consumidor de yerbas comerciales, la yerba natural tiene un sabor muy fuerte, por lo que no es fácil conseguir ’adeptos’ a esta yerba en el mercado”, asume.

Marca registrada. La emprendedora cuenta que su marca está registrada como Don Fischer, tanto la yerba mate orgánica como para sus derivados, en el que el cocido quemado tradicional es el preferido de muchos consumidores. “El nombre es en honor a mi papá, un apasionado de la yerba mate, aunque nunca pudo dedicarse a la producción. Tuvo que hacerse olero para mantenernos”, señala Fischer.

Ella utiliza todos los medios a su alcance para vender sus productos, como la radio so’o, de casa en casa de sus vecinos, a algunas despensas de su zona, ferias y ya se adecuó a los tiempos pospandémicos entregando los pedidos por delivery.

“La yerba formó parte de mi vida, siempre. Si a mi infancia le tengo que poner un aroma, ese es el de la yerba mate. Nunca miré esto como a una actividad lucrativa, más bien me gusta que la gente pruebe el sabor de la yerba natural”, expresa con satisfacción.

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