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¡Convierte tu dinero en riqueza!

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Naito López

En nuestra cultura está muy expandido el recurso educativo a nivel institucional, a nivel de estructuras educativas. De niño/a escuchas que te exigen a estudiar para “ser alguien en la vida”, para destacarte, para “ser mejor”, y para ganar buen dinero, etc. Los argumentos serían interminables. Y sobre todo esto has escuchado de las personas que han sido autoridad en tu vida, principalmente mamá y papá, y lo has escuchado tantas veces de manera altamente imperativa al punto que estudiar ha pasado a ser una obligación en tu vida. Es más, ha pasado a ser una exigencia social establecida en disposiciones legales y constitucionales. Y el resultado de ésta exigencia pasa a tener el mismo nivel de estímulo que las obligaciones, es decir, algo que cumplir, algo que hacer pero no algo que amar.

¿Y la pregunta que yo me hago es? ¿Por qué hay demasiada gente, me atrevería a afirmar que la inmensa mayoría, que no alcanza todo lo que se propone en la vida, puesto que muchas de ellas tienen un collage de títulos, certificados y diplomas a nivel universitario y/o técnico?

Y la única respuesta que atino a encontrar es que esa educación solamente, si bien es muy importante, resulta totalmente insuficiente.

¿Dónde está la educación de las actitudes?

¿Dónde está la educación que enseña a cada uno a vivir su propia vida y a utilizar el máximo de sus talentos y capacidades?

¿Dónde está la educación emocional? ¿Qué es un ámbito esencial en la hoja de ruta hacia el éxito de cada persona?

¿Dónde está la educación financiera en los niños, en los adolescentes y jóvenes, e incluso en los adultos?

¿Cómo crees tú que se aprenden éstos aspectos tan trascendentes de la educación, tanto o más importantes que las asignaturas académicas institucionalizadas?

Muy probablemente la respuesta común sería que todo esto se aprende en la vida, y que la educación organizada es precisamente una herramienta para alcanzar mejor desempeño en esos ámbitos antes mencionados, solo que éstos ámbitos son las verdaderas circunstancias que determinan la auto-percepción de éxito fracaso en la vida.

¿Y cuáles son los resultados concretos en el comportamiento personal y social de las personas que resultan de la metodología educativa predominante en nuestro país y en Latinoamérica toda? Al leer las crónicas de los diarios y enterarse de las noticias percibimos una sociedad fragmentada, escasa en valores, con rasgos culturales predominantemente negativos, conformista, dependiente, y los etcéteras serían interminables; luego algo hay que cambiar, y el enfoque práctico en la educación en la educación es fundamental.

Es impostergable hacer que la neurociencia se incluya metodológicamente en las escuelas como forma que los adolescentes tengan clara percepción de su valor y su valer, y se permitan una participación activa en el diseño de sus propias vidas.

Hace algunos años presenté a una importante referente educativa y política del gobierno actual un plan en éste sentido, que fue probadamente exitoso en otras países de Latinoamérica, y pese al interés que esta referente mostró hacia esa propuesta, la misma quedó en el folklórico ‘‘opareí”. Pareciera ser que existe una inercia comportamental que congela la situación en el nivel actual.

Y yo me pregunto: ¿Acaso si queremos resultados diferentes no tendríamos que hacer algo diferente? Esa propuesta podría reactivarse en caso que haya algún interlocutor que desde lo profundo de su ser interior esté interesado en una educación que propenda a formar gente para conquistar éxito en este cambiante y desafiante mundo actual.

Yo visualizo y sueño una sociedad participativa, solidaria, comprometida con el éxito personal y comunitario, generadora de oportunidades a partir del esfuerzo y la creatividad individual, y para ello, obviamente, la educación es indispensable.

Que disfrutes, excelente final de semana.
5DIAS

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